Vale, la rutina nocturna funciona. Entrar en la cocina, con los ojos aún pegados por el sueño, y verla toda recogida y reluciente anima a cualquiera.
Así que después de llevar a los enanos al cole (desayunados, vestidos y con las mochilas a la espalda, se entiende) y tomarme el café de rigor con otras supermamás, vuelvo a casa a enfrentarme al peor de mis miedos: los armarios!!!!
Cojo el trapo del polvo, la escoba, el recogedor y 3 bolsas de basura tamaño industrial:
La primera para tirar cosas
La segunda para meter cosas que tienen arreglo
La tercera para regalar o donar
Decido empezar por el armario de Superhija, que a sus 6 años puede competir con el de Carrie, de Sexo en NY y no tengo muy claro quien saldría ganadora...
Vacío el armario encima de mi cama, no tengo más remedio que acabar de recoger la ropa si esta noche me quiero ir a dormir. Después de casi dos horas ,la ropa de Superhija ha quedado reducida a menos de la mitad. Tengo 3 bolsas para tirar a la basura, 1 bolsa de ropa para regalar y ninguna de ropa para arreglar (esto de coser no es lo mismo).
Objetivo conseguido!!! Tengo hasta ganas de llorar cuando encuentro una camiseta de cuello alto a primera vista...
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