Está claro, no?? La primera zona que hay que tener limpita y ordenada es la que ven las visitas, que suelen ser la entrada o el recibidor de la casa (piso en mi caso), la cocina y el baño de invitados.
Y esa es la zona que tengo recogidita en casa...El recibidor es complicado, siempre acaba lleno de chaquetas, mochilas, bolsos, correo...pero dedicándole 3 minutos al día queda perfecto.
La cocina con el fregadero brillante y las superficies despejadas parece otra, hasta dan ganas de cocinar en ella!!
Y los baños, lo más rápido: mientras me lavo los dientes por la mañana le pongo un producto de esos "milagrosos" a los sanitarios y mientras me arreglo le paso la escobilla al WC y la bayeta al resto...barro después de peinarnos y...tachán!!! A otra cosa, mariposa...
Y hoy, que es mi último día "libre", me he puesto con el armario de superhijo. Otra bolsa de ropa para regalar, otra para la basura y ha quedado un armario super ordenado.
De la montaña de ropa por planchar y colocar prefiero no hablar, gracias.
Superhijo es la reencarnación humana del monstruo de las galletas.
No os podéis hacer a la idea de cuantas galletas es capaz de comerse al día. Y claro, Superhijo no puede comer galletas María, de las de toda la vida, que bien sanas y baratitas que son. No, me ha salido un pequeño devorador de COOKIES (no las informáticas). Esas galletas enoooormes con miles de trozos de chocolate y que no son baratas precisamente.
Así que ayer decidí hacer cookies caseras. Os tengo que avisar que Superhijos tienen alergia a cualquier cosa que contenga la palabra CASERA. Odian el pan casero, los bizcochos, las tartas, galletas o cualquier cosa que supermamá haga en la cocina, con todo su esfuerzo y amor.
Así que tenía muy claro que las cookies iban a quedarse en su lata para galletas un par de semanas, hasta que un día me acordara de ellas y las tirara a la basura. Ayssss, supermamá de poca fe!!!!
Puedo gritar alto y claro que....NO QUEDAN COOKIES!!!!! Creo que es la primera vez que me pasa, pero es así: la lata de las galletas está vacía y Superhijo ya me ha exigido más galletas para mañana.
¿Queréis la receta?
Vale, la rutina nocturna funciona. Entrar en la cocina, con los ojos aún pegados por el sueño, y verla toda recogida y reluciente anima a cualquiera.
Así que después de llevar a los enanos al cole (desayunados, vestidos y con las mochilas a la espalda, se entiende) y tomarme el café de rigor con otras supermamás, vuelvo a casa a enfrentarme al peor de mis miedos: los armarios!!!!
Cojo el trapo del polvo, la escoba, el recogedor y 3 bolsas de basura tamaño industrial:
La primera para tirar cosas
La segunda para meter cosas que tienen arreglo
La tercera para regalar o donar
Decido empezar por el armario de Superhija, que a sus 6 años puede competir con el de Carrie, de Sexo en NY y no tengo muy claro quien saldría ganadora...
Vacío el armario encima de mi cama, no tengo más remedio que acabar de recoger la ropa si esta noche me quiero ir a dormir. Después de casi dos horas ,la ropa de Superhija ha quedado reducida a menos de la mitad. Tengo 3 bolsas para tirar a la basura, 1 bolsa de ropa para regalar y ninguna de ropa para arreglar (esto de coser no es lo mismo).
Objetivo conseguido!!! Tengo hasta ganas de llorar cuando encuentro una camiseta de cuello alto a primera vista...
Ya hace un tiempecito que me tengo que teñir por obligación, para no parecer la hermana mayor de Morticia
Así que cada 3 semanitas me toca el suplicio de acercarme al Super, a escoger el color para ese mes. Porque no habréis pensado que Supermamá va a la pelu, verdad??
La verdad es que desde que descubrí el nuevo tinte de L´Oreal, Sublime Mousse, ya no me da tanto palo tener que teñirme. Antes era un follón, los guantes, el recipiente, la brochita, el peine...y con mi melenón, me tiraba casi una hora para ponerme el mejunje ese en la cabeza. Ahora es una maravilla, guantes, todo al pelo y masajear como un champú!!! 5 minutos y listo...
Pero volvamos a la imagen inicial, Supermamá delante del expositor de tintes. Porque claro, nunca guardo el papelito del mes anterior y soi INCAPAZ de acordarme del color que me puse. ¿Era chocolate? ¿Castaño oscuro? ¿Chocolate helado? A veces no se si estoy escogiendo un tinte o un helado para la merienda ¿vainilla con cookies?¿Toffee con caramelo? ¿Chocolate con menta?
Cualquier día me lleno el pelo de "chocolate fudge brownie" y los niños se meriendan un "chocolate helado"....
He decidido saltarme en día 1 del curso. Hay que meditar el porqué queremos tener la casa recogida y organizada y escribir "nuestra misión".
Mi misión está muy clara: poder sentarme en el sofá sin clavarme ningún zapato de Barbie en el culo o poder ver el color que tiene la mesa del comedor, que con tantos papelitos, cartas, cromos, llaves, monedas y demás porquerías...ya ni recuerdo. Bueno, también estaría bien no tener que escalar una montaña de ropa por planchar y colocar cada vez que quiero abrir la ventana de mi habitación.
Y como ya tengo misión, vamos a ponernos a ello:
Ya he empezado la rutina nocturna. Unos pasos sencillos para evitar que quieras saltar por el balcón cuando entras en la cocina por la mañana:
- Recoger la mesa después de cenar.
Esto es algo que suelo hacer, más que nada porque nuestra gata es aficionada a comer y tirar todo lo que encuentra por las mesas.
- Poner el lavavajillas.
Esto no lo hago casi nunca. Solemos apilar los platos y cacharros de la cena en el fregadero, lo más rapido posible, para meternos en la cama.
- Dejar el fregadero reluciente.
Era bastante complicado con un montón de platos encima, jejejeje...
- Dejar la encimera de la cocina despejada.
Anda!!! Si debajo de ese montón de tuppers, pan duro, naranjas y demás cosas había una encimera!!!
Y con todo esto hecho, me voy a la cama!!!!
Mi casa en un desastre. No he nacido con el espiritu de chacha dentro y no sueño con pasar el día limpiando y cocinando para ponerle las zapatillas a Superpapá cuando llega de trabajar.
Yo prefiero tumbarme en el sofá a leer un buen libro, hacer alguna manualidad, tomar café con alguna amiga....Así me va, que cuando llama Supersuegra a anunciarme que pasan a ver a los niños, miro alrededor y me pongo un cohete en el culo para limpiar "lo que ve la suegra", nunca mejor dicho!!!
Así que he decidido que ya está bien, que necesito un poco de orden dentro de nuestro caos y siguiendo los consejos de educarpetas en su curso de "Organización del hogar" (ya sé que suena friki), espero tener todo esto controlado en unas semanas...Lo conseguiré o seguiré nadando entre montañas de ropa por planchar y Gormitis desparramados por el suelo??
Permitid que esta vez conserve el anonimato. Me será más fácil escribir sin tener que pensar que "superpapá", "supersuegra" o "supercompidelcurro" me está leyendo.
Eso sí, os puedo contar que, la última vez que miré, por casa corrían dos enanos en edad escolar (uno de cada sexo, para ser más precisos) un "superpapá" y un "supergato"...Fuera de casa también soy hija, hermana, nuera, cuñada, amiga, compañera de trabajo.... y seguramente algunas cosas más.
¿Queréis saber algo más? Preguntad, preguntad...
Si has llegado hasta aquí esperando encontrarte consejos para ser una supermamá, ya puedes ir buscando otro blog (aunque yo estaré encantada si te quedas)
Si eres la orgullosa y, a veces histérica, madre de algún cachorro y estás harta de ver a esas supermamás delgadas, bien peinadas, maquilladas, que empujan los carritos de sus bebés subidas a sus tacones, con cara de haber dormido 12 horas seguidas...bienvenida!!!!
Si has decidido quedarte, voy a contarte un secreto: Las supermamás no existen!!!!
O si....porque una supermamá es esa que cuida de sus cuatro hijas sin ayuda de nadie, mientras el padre de las cachorras trabaja, las lleva a los diferentes colegios, actividades, se encarga de comidas, cenas, desayunos, deberes, baños y demás...
Supermamá es esa madre que decide educar en casa, porque no está de acuerdo con el sistema educativo de este país.
Supermamá es la que tiene que enchufarle el Dalsy a su hijo griposo y dejarlo en la guardería, cruzando los dedos para que no la llamen en mitad de la jornada laboral, ya que si falta una vez más al trabajo se ve en la calle.
Mira a tu alrededor, estamos rodeadas de supermamás, aunque no nos damos cuenta.
